Libro de las Fundaciones CAPÍTULO 9
Trata de cómo salió de Medina del Campo para la fundación de San José de Malagón.
1. Qué fuera he salido del propósito. Y podrá ser hayan sido más a propósito algunos de estos avisos que quedan dichos, que el contar las fundaciones.
Pues estando en San José de Medina del Campo con harto consuelo de ver cómo aquellas hermanas iban por los mismos pasos que las de San José de Ávila, de toda religión y hermandad y espíritu, y cómo iba nuestro Señor proveyendo su casa, así para lo que era necesario en la iglesia, como para las hermanas, fueron entrando algunas, que parece las escogía el Señor cuales convenía para cimiento cíe semejante edificio, que en estos principios entiendo está todo el bien para lo de adelante; porque, como hallan el camino, por él se van las de después.
2. Estaba una señora en Toledo, hermana del duque de Medinaceli, en cuya casa yo había estado por mandado de los prelados, como más largamente dije en la fundación de San José, adonde me cobró particular amor, que debía ser algún medio para despertarla a lo que hizo[1]; que éstos toma Su Majestad muchas veces en cosas que a los que no sabemos lo por venir parecen de poco fruto. Como esta señora entendió que yo tenía licencia para fundar monasterios, comenzóme mucho a importunar hiciese uno en una villa suya llamada Malagón. Yo no le quería admitir en ninguna manera, por ser lugar tan pequeño que forzado[2] había de tener renta para poderse mantener, de lo que yo estaba muy enemiga.
3. Tratado con letrados y confesor mío[3] me dijeron que hacía mal, que pues el santo concilio daba licencia de tenerla, que no se había de dejar de hacer un monasterio adonde se podía tanto el Señor servir, por mi opinión. Con esto se juntaron las muchas importunaciones de esta señora, por donde no pude hacer menos de admitirle. Dio bastante renta; porque siempre soy amiga de que sean los monasterios, o del todo pobres, o que tengan de manera que no hayan menester las monjas importunar a nadie para todo lo que fuere menester[4].
4. Pusiéronse todas las fuerzas que pude para que ninguna poseyese nada, sino que guardasen las Constituciones en todo, como en estotros monasterios de pobreza. Hechas todas las escrituras, envié por algunas hermanas para fundarle, y fuimos con aquella señora a Malagón, adonde aún no estaba la casa acomodada para entrar en ella; y así nos detuvimos más de ocho días en un aposento de la fortaleza[5].
5. Día de Ramos, año de 1568, yendo la procesión del lugar por nosotras, con los velos delante del rostro y capas blancas, fuimos a la iglesia del lugar, adonde se predicó, y desde ahí se llevó el Santísimo Sacramento a nuestro monasterio. Hizo mucha devoción a todos. Allí me detuve algunos días. Estando uno, después de haber comulgado, en oración, entendí de nuestro Señor que se había de servir en aquella casa[6]. Paréceme que estaría allí aún no dos meses, porque mi espíritu daba prisa para que fuese a fundar la casa de Valladolid, y la causa era lo que ahora diré.
[1] Esta hermana del Duque de Medinaceli es doña Luisa de la Cerda a quien asistió la Santa en 1562, y de quien habló «largamente en la fundación de San José», o sea en Vida, c. 34.
[2] Forzado, uno de los adjetivos usados por la Santa en sentido adverbial: «forzosamente» (cf. c. 10, n. 3).
[3] El P. Domingo Báñez (de quien hará mención explícitamente en seguida, c. 11, n, 3), que siempre se había opuesto al programa de pobreza absoluta (cf. Vida, c. 36, n. 15). - Su objeción de ahora se fundaba en el Decreto De Regularibus del Concilio de Trento, sesión 25, c. 3; cf. Fund. 20, 1).
[4] Se dotó la fundación, además de otros fondos estables, con la cantidad de 8.500 ducados de a 11 reales cada uno (cf. B.M.C., t. 5, pp. 375-382).
[5] También este tercer monasterio se fundó bajo la advocación de San José, como los de Avila y Medina. - Por fundadoras llevó la Santa a dos monjas de Medina y cinco de la Encarnación de Avila. - Estuvieron 8 ó 10 días en «la fortaleza» o castillo de doña Luisa, en Malagón. El 11 de abril inauguraron la nueva fundación. No poseemos datos muy seguros sobre el itinerario y diario de la Santa: sale de Medina a fines de 1567 o principios de 1568, pasa por Madrid), se detiene en Alcalá de Henares (convento de La Imagen, cf. Vida, c. 36, n. 28) y en Toledo en casa de doña Luisa; llega a Malagón el 1 ó 2 de abril y parte definitivamente el 19 de mayo.
[6] Se había de servir en aquella casa: mucho, se lee al margen, no escrito por la Santa sino por un corrector, a lo que parece.
COMENTARIOS AL CAPÍTULO 9
Fundación del Carmelo de Salagón
Después de la pausa de los cinco capítulos doctrinales (del 4o al 8o), la Santa reanuda la narración para historiar la fundación del Carmelo de Malagón (Ciudad Real). Son ya los últimos días de su estancia en Salamanca. Escribe de prisa. Ha arrancado tres folios en el manuscrito. Dedica apenas uno solo a la fundación de Malagón. Es el capítulo más breve del libro. Será también el último que escriba en Salamanca y tardará en reanudar la tarea en Segovia.
Por ello, el trazado del capítulo es sumamente sencillo:
- evocación del Carmelo medinense, para empalme de la narración (n. 1)
- difícil proyecto fundacional de Malagón (n. 2)
- decisión sobre el modelo de pobreza para la nueva fundación (nn. 3-4)
- erección del Carmelo y dos meses de permanencia en él (n. 5).
Decide la nueva fundación estando en el Carmelo de Medina. La tramitan a distancia, ella y Da Luisa de la Cerda, residente en Toledo y señora de Malagón. Muy insistente, Da Luisa. Más bien, renuente e indecisa la Santa. Tiene que mediar el consejo decisivo del R Báñez, que por fin convence a Teresa.
Y se pone en viaje. De Medina a Malagón va a ser el más largo trayecto de cuantos ha recorrido hasta ese momento. Pero en el relato del capítulo lo despacha con una simple puntada alusiva.. Merece la pena recordarlo brevemente, pese al silencio de la narración:
- sale de Medina en fecha incierta, quizás a comienzos de 1568
- breve estancia en Ávila, para organizar el grupo de fundadoras
- pausa en Madrid: quince días en las Descalzas Reales y en casa de Da Leonor de
Mascareñas, que pide a Teresa visite el convento de la Imagen en Alcalá
- dos meses de convivencia con las carmelitas de La Imagen en Alcalá
- llega a Toledo a finales de marzo; firma las escrituras de la nueva fundación
- el día 1 o el 2 de abril llega a Malagón
- ocho días de espera en el palacio de Da Luisa
- inaugura el convento el 11 de abril
- permanece mes y medio en el Carmelo de Malagón
- sale hacia Valladolid el 17 de mayo.
Son más importantes los episodios acaecidos durante la fundación, si bien sólo el primero de ellos es mencionado en el relato
La iniciativa había partido de Da Luisa de la Cerda que insistentemente propone a la Santa, para fundar, su señorío de Malagón. Pero Malagón es una población pequeña; imposible erigir ahí un Carmelo en pobreza absoluta, como los dos anteriores. Teresa primero se resiste. Luego se convence de que también en lugares pequeños como éste se puede establecer un Carmelo en todo su rigor, dotándolo de renta suficiente. Renuncia por tanto a la idea de pobreza absoluta que tan firmemente había defendido al fundar sus dos primeros Carmelos, y accede a la propuesta de Da Luisa.
Es más personal el segundo episodio. La Santa era sabedora de que su amiga Da Luisa proyectaba viaje a tierras andaluzas, concretamente a Fuentepiedra, en Antequera. Y ganosa como estaba de someter su Libro de la Vida al criterio del gran Maestro Juan de Ávila, residente en Montilla (Jaén), trae consigo el manuscrito de la obra, y en Malagón lo consigna a la viajera, Da Luisa, para que, de camino, lo entregue al Maestro. Y a primeros de abril, la Señora parte con el recado.
Sólo que luego Da Luisa o tuvo dificultades o pecó de remolona en el cumplimiento de la delicada encomienda. Teresa hubo de escribirle varias cartas (se conservan sólo dos: ce. 7 y 8), urgiendo el cumplimiento de la comisión: "Yo no puedo entender -le escribe la víspera de su partida de Malagón- por qué dejó vuestra señoría de enviar luego mi recaudo al Maestro Ávila... A la hora, con un mensajero se lo envíe" (carta 7,3).
En el entretanto, ahí en Malagón había recibido ella una breve misiva del Maestro desaconsejándole el envío del libro. Demasiado tarde, porque el manuscrito estaba ya en camino. Teresa no renuncia a su proyecto. Y por fin lo conseguirá, con una magnífica respuesta del anciano asesor, que fallecería apenas unos meses después.
El Carmelo de Malagón quedaba erigido en una casa pobre y provisional de la villa. A los once años (1579) hubo de regresar la Santa y dirigir las obras de un nuevo edificio más digno y duradero. Demasiado tarde para insertarlo en la presente narración, escrita a finales de 1573.
NOTAS DE LOS COMENTARIOS AL CAPÍTULO 9
1. Da Luisa de la Cerda es la dama toledana que, al quedar viuda en 1561, fue asistida durante seis meses por la Santa y quedó decisivamente fiel a su amistad. Cf el capítulo 34 del Libro de la Vida.
2. Malagón, fue, en la Edad Media, encomienda de la Orden de Calatrava, hasta que en 1549 fue vendido por Carlos V a Arias Pardo de Saavedra, mariscal de Castilla y esposo de Da Luisa de la Cerda.
3. Es interesante notar que fue en este convento de Malagón donde por primera vez tuvo la Santa la inspiración de escribir las Fundaciones. Lo cuenta ella en la Relación 9: "Acabando de comulgar segundo día de cuaresma [9.2.1570] en San José de Malagón... díjome el Señor... que escribiese la fundación de estas casas...".
LIBRO DE FUNDACIONES DE SANTA TERESA DE JESÚS
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